jueves, 24 de julio de 2014

Un escritor en guerra - Antony Beevor, Vasili Grossman


Antony Beevor reaparece con un nuevo título bélico, pero esta vez no narra otro episodio o batalla en concreto de la Segunda Guerra Mundial, como en sus best sellers Stalingrado o Berlín. Ahora nos presenta una recopilación de las notas que tomó un corresponsal que acompañó al Ejercito Rojo: Vasili Grossman, quien se convertiría en afamado novelista. Entrevistó a militares, soldados y generales, así como a la población civil. A punto estuvo de ser capturado bajo el empuje de los alemanes en sus primeros meses en el frente, fue testigo de los combates callejeros en Stalingrado, presenció la liberación de Treblinka o la victoria en Berlín, al tiempo que dejaba constancia de los excesos de los ganadores.
La labor de Beevor es fundamental: sin sus explicaciones los fragmentos de los cuadernos de Grossman resultarían notas inconexas, fuera de contexto y difíciles de comprender. Sitúa cada comentario o entrevista en su momento histórico, y cuando Grossman falta a la verdad o es demasiado imparcial -lo cual es lógico pues escribía dentro de uno de los bandos combatientes- Beevor se encarga de puntualizar. Cuando el corresponsal se refiere al trato salvaje de los alemanes a los civiles en los terrenos ocupados en Ucrania, Beevor señala que las tropas rusas actuaron con crueldad similar al reconquistar Polonia y, sobre todo, una vez alcanzado el Reich alemán. Igualmente, cuando salen a relucir los crímenes cometidos contra los judíos durante la ocupación alemana, Beevor añade datos contrastados sobre el antisemitismo del estalinismo, algo que Grossman todavía ignoraba cuando escribía esos cuadernos.

La primera parte de la obra no resulta especialmente atractiva. Son frases sueltas, anónimas, que recogió Grossman en el frente y que no aportan un guión ni una línea argumental mínima, por mucho que se esfuerce Beevor en encuadrarlos dando datos de fechas, batallas y ciudades.
Ya en Stalingrado los textos recuperados del corresponsal son más extensos y relevadores. Aporta entrevistas a civiles, soldados, francotiradores y al general al mando, brindando una idea completa del infierno que se vivió entre las ruinas de la actual Volgogrado.
Es sobrecogedora la liberación de Treblinka, los testimonios de los supervivientes o los comentarios de los habitantes de los pueblos cercanos. Sin embargo, la batalla por Berlín sabe a poco, queda despachada en pocas páginas. Hace referencia a las violaciones generalizadas cometidas por los soldados del Ejército Rojo, pero pasa de puntillas, no profundiza en el tema como debería, tal vez porque se vio decepcionado por la actuación de sus camaradas, a los que idolatraba constantemente.

En general, aunque sobra casi la primera mitad, es una lectura recomendable. No engancha como unas memorias de guerra, no se perciben sentimientos individuales de un narrador o protagonista a lo largo de una línea temporal continuada, sino trazos de gentes aisladas e independientes en momentos concretos. No obstante aporta una visión amplia y profunda de esos escenarios, a través de declaraciones muy reveladoras, a menudo no de militares sino de civiles, las auténticas víctimas de las guerras.


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